Una mesa para uno por favor. Sí, para uno.
Me encuentro nuevamente en el café de muchos y de pocos, escuchando y analizando conversaciones ajenas. Con el café se comparten experiencias de amor, con un ponqué de Nutella se derraman algunas lágrimas y donde un apretón de manos se puede convertir en un beso o fácilmente en una mirada de decepción más.
Esa curiosidad siempre está presente en medio de mi vaso de té y es por eso que escucho a medias, pretendiendo desinterés y regalando sonrisas a extraños. Hay cierta belleza en el hablar de los demás, en sus experiencias y valiosas enseñanzas. Un arte que pocos aprecian.
Los cafés son perfectos para estar solos en compañía, quizás por eso me encuentro diario allí. También porque el sentimiento que brinda una taza de té y muchas voces en sintonía me hace sentir completa, una manera de romper la rutina del día y trabajar en nuestras miles de tareas que constantemente sacamos excusas para no hacer.
Hay tantas cosas que suceden aquí, voces que cuentan miles de historias diferentes. Gustos y miradas distintas, algunas solas, otras acompañadas e incluso algunas cuantas perdidas. Cada uno con una razón distinta de estar allí en esa mesa de madera con una taza más de café amargo. Pero lo que todos tenemos en común es esa misma atracción por aquellos lugares movidos, llenos de vida e ideas. Donde puede haber trabajo con buenas conversaciones y mundos distantes en arial doce y separadores. Es un lugar que nos hace sentir en compañía sin necesariamente estarlo. Es aquí donde planeo inspirarme, de todo lo que rodea estos espacios, o espacios con el mismo ritmo o simplemente donde haya voces narrando historias. Esta Columna busca conmemorar esas conversaciones ajenas en alta voz, momentos que todos vivimos en algún momento de nuestra vida y palabras que nos harán sentir que no estamos solos en esto. Quiero compartir esas experiencias, esos sentimientos y esos momentos amargos y dulces de un café en un capítulo cada semana.
Bienvenidos a este café compartido.
Con amor,
Mona.
Como no estar de acuerdo cuando dices que quieres compartir «experiencias, sentimientos y momentos amargos y dulces de un Café». Y es que nada mejor que encontrarnos con un amigo para tomar un café y compartir nuestras alegrías y tristezas. ☕
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Un Café siempre es una buena excusa para pasarla bien ❤
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