Edición en Español.
Mi mamá, la loca y yo, la mona, decidimos hace ya más de dos meses recorrer las calles de España. Vuelvo a España donde tuve muy lindos recuerdos en aquel viaje de niñas, en medio del acelere y el corre corre, en ese entonces, alcancé a apreciar uno de los países más lindos de Europa.
Empieza todo un poco cansón después de que Avianca nos atrasa el vuelo unas 3-4 horas, nos dice mentiras y nos torea un poquito (la verdad ya no me sorprende), el pan de cada día. Llegamos a Madrid a las 6:30 pm y camino al hotel nos encontramos con filas de aficionados del Sevilla y del Barcelona, ansiosos de ver la final. Movimos cielo y tierra para ir, pero no conseguimos boletas. Nos instalamos en el hotel y con un buen compañero de mi madre (Madridista) nos dirigimos a la taberna de la esquina de la pequeña cuadra y nos sumergimos en medio de fanáticos del Madrid. No nos importo gritar los goles del Barcelona, de hecho éramos el centro de atención. En medio de unas cuantas cervezas y unas tapas hablamos y disfrutamos del futbol europeo. Muertas después de no dormir por un día y medio, caminamos unos metros al hotel y pisamos cama y encontramos sueño inmediato. Con alarma a las 5:30 nos alistamos para llegar a la estación de Altoche, donde los estragos del partidos estaban en carne viva con olores a trasnocho de parte de los culés y los del Sevilla. A 300km/h nos comimos un bocadillo de tocino con queso y disfrutamos de la vista árida del camino.
Llegamos a Barcelona alrededor de las 9:30am, la soledad de los domingos. Hicimos check-in en el hotel y decidimos pasar un día de relajo mitad turistas mitad residentes. Caminamos unas cuadras hasta llegar al paseo de Gracia y recorrimos la avenida por un par de horas. Nos sumergimos en la librería más grande que he visto en mi vida y terraciamos con unas cuantas tapas y una paella. Volvimos al hotel y descansamos un rato. Luego de un break volvimos a las calles (las zonas residenciales) y comimos helado y caminamos por unas dos horas hasta que nos perdimos. Cogimos un metro y volvimos al paseo de Gracia. Un poco más de caminata, un café y unos churros en medio de conversaciones ajenas. Caminamos un rato más al atardecer y encontramos un restaurante delicioso de tapas, compartimos unas de mariscos y otras de carne y acabamos el día con una noche cálida y tranquila. Estas fueron algunas de las fotos de hoy junto con el outfit.